Si hubiera que escoger una fruta de todas las que proporciona la naturaleza en cualquiera de sus estaciones, sin duda sería el arándano. Ninguna tiene todas las ventajas que esta fruta reúne: sabor, color, propiedades, textura y beneficios en cualquiera de sus presentaciones.
Por otra parte, si una persona preocupada por su salud busca prevenir enfermedades como diabetes, presión alta, cáncer, sobrepeso, controlar el colesterol así como proteger el cerebro de Alzheimer, Parkinson y otras patologías, la mejor opción es consumir arándanos.
Y aunque pareciera que se tratara de la panacea a todos los problemas de salud que azotan a la sociedad actual, realmente se trata de una fruta cuyo consumo regular puede ayudarnos a alejar enfermedades y a mantenernos saciados por más tiempo, debido al alto nivel de fibra que posee.
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¿Qué son los arándanos?
Los arándanos son bayas que tienen bajo índice calórico pero alto valor nutricional; son dulces y jugosos, redondos, con piel lisa y gustosa, ideales para la preparación de bebidas, ensaladas y postres.
Son ricos en fibra, vitaminas C y B, las cuales ayudan al organismo a absorber el hierro y el calcio, la primera, y a utilizar las proteínas y las grasas en beneficio del corazón, el sistema cardiovascular, las articulaciones y el sistema nervioso, en el caso de la segunda.
Además, el consumo habitual de esta fruta previene el envejecimiento, pues sus propiedades inhiben los radicales libres responsables de la oxidación y en consecuencia de la degeneración prematura de la piel.
¿Cuántos arándanos se debe consumir para notar sus efectos?
Publicaciones científicas reconocidas internacionalmente han dado cuenta de los estudios realizados sobre esta fruta, ubicándola en la lista de las súper frutas, junto a la papaya, el durazno, la naranja y la granada.
De allí que los nutricionistas hayan encontrado en este alimento una fuente natural de beneficios válidos para recomendar su consumo diario.
La ingesta de una taza de arándanos al día, bien sea en ensaladas, jugos, postres o solos como una merienda, puede proporcionar otros beneficios, como la prevención de enfermedades degenerativas, mejorar la memoria así como el desempeño cognitivo.
Desde la piel hasta el ADN
Los arándanos contienen ácido gálico, sustancia que ha sido estudiada debido a sus beneficios biológicos, como la función antimicrobiana, antiviral y anticancerígena, la cual deriva de su condición antioxidante, pues absorbe los radicales libres.
Esa oxidación, asociada al envejecimiento, no solo afecta la piel, sino que puede impactar el ADN y producir mutaciones, lo cual podría aumentar el riesgo de aparición de tumores y cáncer.
Las investigaciones científicas han demostrado que el consumo de arándanos de manera habitual minimiza el impacto oxidativo en el ADN en un porcentaje considerable.
Los arándanos también contienen carotenoides, sustancia responsable del color rojo de esta y otras frutas y vegetales, como el tomate, la zanahoria, etc.
Los carotenoides contribuyen a la eliminación de los radicales libres y ayudan en la producción del colágeno.
Otra propiedad de los arándanos es que ayuda a prevenir y a curar infecciones urinarias, a eliminar el colesterol malo en sangre y a mejorar el funcionamiento de los riñones, debido a que son bajos en grasa y sodio.
Sobran las razones para hacer del consumo de esta fruta un hábito que beneficie nuestra salud.